Ayer, después de mucho tiempo, quedé con dos buenos amigos, Luís se va a Bélgica unos días y fue la excusa perfecta para tomar un café, aunque yo recuerde más bien poco de aquel viaje, pero ese es solamente el escenario de esta historia.
Cómo no, parece mentira, saqué el tema del Gran Viaje, y aún no me he podido quitar las palabras de Carlos de la cabeza. ¿Soy un cobarde? Muchas veces me enorgullezco de haber hecho cosas que cualquiera no se hubiera atrevido a hacer, pero me doy cuenta de que Carlos tiene razón, cuando he hecho algo así ha sido por una decisión tomada en el temido "punto de no retorno", en un momento en que, como dice la frase de Paulo Coelho de este mismo blog, un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia. En realidad carezco del valor para hacerlo, o tal vez sea miedo de todo lo que dejaría atrás aunque esto me parece más bien una excusa. La verdad es que tengo ya casi los 30 y mi vida se encuentra en un punto muerto en el que no quiero más que invertir mi tiempo en construir el proyecto de futuro que empecé a los 17, pero eso tampoco puede servir de excusa, ¿o tal vez sí?
Hace tiempo me di cuenta de lo efímera que puede ser la vida, empecé a fijarme en amigos cuyos alocados sueños ya se estaban cumpliendo, gente que vivía de la manera que siempre habían soñado, me llevó a plantearme qué vida querría tener si volviera a nacer, y pensé que nunca volveré a nacer, que si quiero algo ha de ser en esta vida. Todo ello me ha llevado a hacer bastantes locuras, bien lo sabéis, pero ahora, en este periodo de mi existencia tal vez no me quedan fuerzas para terminar mi lista de los 30.
El ya difunto Steve Jobs, en su famoso discurso, dijo que todas las mañanas debías mirarte al espejo y preguntarte si lo que fueras a hacer ese día sería lo que querrías hacer el último día de tu vida, y que si la respuesta era un no durante varios días significaba que debías cambiar algo. Cada mañana me hago esa pregunta, a veces es un sí, a veces un no, pero lo que sí me digo todos los días es que en algún momento del futuro recordaré ese día en que no me di por vencido y seguí luchando, peleando contra el tiempo, contra las circunstancias, incluso contra mí mismo y que gracias a ese día, por encima de los sueños que sacrifiqué, conseguí el mayor de todos.
Cómo no, parece mentira, saqué el tema del Gran Viaje, y aún no me he podido quitar las palabras de Carlos de la cabeza. ¿Soy un cobarde? Muchas veces me enorgullezco de haber hecho cosas que cualquiera no se hubiera atrevido a hacer, pero me doy cuenta de que Carlos tiene razón, cuando he hecho algo así ha sido por una decisión tomada en el temido "punto de no retorno", en un momento en que, como dice la frase de Paulo Coelho de este mismo blog, un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia. En realidad carezco del valor para hacerlo, o tal vez sea miedo de todo lo que dejaría atrás aunque esto me parece más bien una excusa. La verdad es que tengo ya casi los 30 y mi vida se encuentra en un punto muerto en el que no quiero más que invertir mi tiempo en construir el proyecto de futuro que empecé a los 17, pero eso tampoco puede servir de excusa, ¿o tal vez sí?
Hace tiempo me di cuenta de lo efímera que puede ser la vida, empecé a fijarme en amigos cuyos alocados sueños ya se estaban cumpliendo, gente que vivía de la manera que siempre habían soñado, me llevó a plantearme qué vida querría tener si volviera a nacer, y pensé que nunca volveré a nacer, que si quiero algo ha de ser en esta vida. Todo ello me ha llevado a hacer bastantes locuras, bien lo sabéis, pero ahora, en este periodo de mi existencia tal vez no me quedan fuerzas para terminar mi lista de los 30.
El ya difunto Steve Jobs, en su famoso discurso, dijo que todas las mañanas debías mirarte al espejo y preguntarte si lo que fueras a hacer ese día sería lo que querrías hacer el último día de tu vida, y que si la respuesta era un no durante varios días significaba que debías cambiar algo. Cada mañana me hago esa pregunta, a veces es un sí, a veces un no, pero lo que sí me digo todos los días es que en algún momento del futuro recordaré ese día en que no me di por vencido y seguí luchando, peleando contra el tiempo, contra las circunstancias, incluso contra mí mismo y que gracias a ese día, por encima de los sueños que sacrifiqué, conseguí el mayor de todos.
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