¿Cuántas veces hemos mirado hacia las estrellas soñando con algo imposible? Así debieron hacer muchos con algo que hoy día es totalmente normal y carente de la más mínima importancia para la mayoría de nosotros. Sin embargo, pese a que es algo que solamente hemos disfrutado en nuestra era contemporánea, allá por el siglo X un árabe llamado Alhacén estableció por primera vez los principios de su funcionamiento, nacía entonces la cámara oscura. Al principio fue utilizada simplemente como apoyo para el dibujo, gracias a las imágenes proyectadas sobre el papel, pero fue a raíz del descubrimiento del material fotosensible cuando se convirtió en la cámara estenopeica, dando al mundo las primeras fotografías de su historia de la mano de Niepce en 1816.
Hoy en día tenemos cámaras digitales, que funcionan con la captura de los fotones de luz en un CCD que imita al negativo, y que encontramos integradas tanto en minúsculas cámaras fotográficas que hacen auténticas maravillas ellas solas como en teléfonos móviles, ordenadores y demás dispositivos. La evolución ha cambiado totalmente el aspecto de la fotografía como arte para los que la consideramos como tal, la era digital nos ofrece tal abanico de posibilidades y facilidades que ha cambiado totalmente la línea de trabajo en la obtención de una fotografía de calidad.
Sin embargo, no sé si porque cada vez es más difícil ser original, se empieza a buscar mediante las técnicas digitales de retoque fotográfico ese efecto a veces irreal o imperfecto de procesamientos analógicos de la fotografía, como el efecto cruzado, el efecto LOMO y otros tantos de la fotografía analógica, incluso muchos, empujados por el desánimo de depender solamente de un buen software de procesamiento para crear arte, están volviendo a las viejas técnicas analógicas utilizando cámaras en desuso, técnicas de revelado en laboratorios con químicos o incluso en el empleo de cámaras estenopeicas o cámaras oscuras.
Y la verdad es que lo antiguo y lo clásico se está convirtiendo en lo innovador, para mí descubrir trabajos elaboriosos de fotografía con el empleo de una simple lata en vez de una costosa y puntera cámara digital me ha abierto una nueva puerta en el extenso mundo de la fotografía de la mano del fotógrafo israelí Ilan Wolff, gracias a la exposición y al taller que la Universidad de Jaén ha organizado. Realizar fotografías complejas e interesantes con materiales al alcance de cualquiera, utilizando el simple principio que desde el siglo X se conoce, me ha acercado aún más a esta pasión que es la fotografía, sintiéndome más parte de ese "click" que todos hacemos alguna vez sin pensar todo el procesamiento que ello implica, y siendo más responsable por mí mismo del resultado.
La obra de Ilan no se limita tan solo a poner un papel fotosensible dentro de una lata, aunque es importante y esencial la obtención de la imagen también lo es el procesado químico posterior, en el que hace un trabajo muy laborioso, muy estudiado y con muchas horas de dedicación para obtener resultados interesantes y atrayentes, lo cual en mi opinión acerca a la fotografía aún más a la categoría de arte, a través de un trabajo puramente artesanal.
1 comentario:
que buenas las fotos,esas fotos son mucho mas interesante que el resto,y ademas se nota que lo que buscas es la sonrisa del que las ve.
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