Cerró los ojos sintiendo la fina lluvia sobre su rostro. Una noche más, pensó, dañado por la soledad saltando de tejado en tejado, compañero triste del tiempo y el silencio, como fantasma en las sombras... Se juntaron las gotas de Dios con las suyas, diluyendo el color rojizo sobre sus mejillas, casi parecía tener color humano, pero era un monstruo, una bestia hija de la noche y del frenesí de la sangre a quien se le había negado el consuelo de la mortalidad, el derecho a envejecer y compartir la vida.
Una vez más, consumido por la amargura de su propia existencia Renè, como se hacía llamar, se dejó caer sobre las calles cortando el viento en busca de su alimento, en este caso sería un joven estudiante quien se perdería en el camino de regreso a su casa.
Otra noche más, y otra vez más, y así por el resto de la eternidad, esa era la condena de un vampiro, olvidar lo que fue y perdonar lo que es, cambiando de escenario pero siempre la misma función. Muchos pierden la cabeza, algo había oido, muchos no lo soportan y se inmolan hacia la mañana, una solución? un final? Tal vez más adelante. Muchos se embarcan en eternas guerras de poder que no llevan a ningún lado, muchos son mercenarios de la noche, destruyendo, incendiando, torturando. La muerte con el paso de los siglos incluso puede volverse divertida, pero las guerras...
¿Y qué había de su vida mortal? Ya no recordaba nada, aunque a veces tenía sueños que creía recuerdos, en los que buscaba a alguien en la lejanía, pero quién sabe, tal vez fueran recuerdos de su sire, premoniciones o simples sueños, de todos modos aunque recordara... todo aquello debía estar muerto ya, ¿qué importaba entonces?
Una vez más, consumido por la amargura de su propia existencia Renè, como se hacía llamar, se dejó caer sobre las calles cortando el viento en busca de su alimento, en este caso sería un joven estudiante quien se perdería en el camino de regreso a su casa.
Otra noche más, y otra vez más, y así por el resto de la eternidad, esa era la condena de un vampiro, olvidar lo que fue y perdonar lo que es, cambiando de escenario pero siempre la misma función. Muchos pierden la cabeza, algo había oido, muchos no lo soportan y se inmolan hacia la mañana, una solución? un final? Tal vez más adelante. Muchos se embarcan en eternas guerras de poder que no llevan a ningún lado, muchos son mercenarios de la noche, destruyendo, incendiando, torturando. La muerte con el paso de los siglos incluso puede volverse divertida, pero las guerras...
¿Y qué había de su vida mortal? Ya no recordaba nada, aunque a veces tenía sueños que creía recuerdos, en los que buscaba a alguien en la lejanía, pero quién sabe, tal vez fueran recuerdos de su sire, premoniciones o simples sueños, de todos modos aunque recordara... todo aquello debía estar muerto ya, ¿qué importaba entonces?
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